escultura utópica

Desde niño siento verdadera fascinación por todo lo que es capaz de mantenerse suspendido en el aire y volar. Recuerdo que me pasaba horas pegado al cristal observando como los aviones dibujaban con sus luces de aproximación enormes parabolas sobre la ciudad. Pero también observaba el vuelo de las aves, de los insectos, de las hojas muertas… Observaba cualquier cosa que se elevaba o caia y dejaba con ello su huella en el aire. Estos dibujos etereos me parecen verdaderas obras de arte y por ello esta serie de 20 dibujos que presento bajo el título de «Escultura Utópica» es un modesto homenaje a mi niñez, al balcón de mis padres y, por supuesto, a estos dibujos efimeros que ya forman parte de mí.

Así pues, a través de la imaginación me he propuesto entrelazar 2 fuerzas fundamentales para el ser humano: la gravedad y la belleza; convirtiendo el acontecimiento en obra de arte. Uno de mis principales referentes a la hora de representar esta relación es Picasso, quien dibuja en sus cuadernos composiciones a base de líneas y puntos creando así una especie de constelaciones sin ubicación alguna y sin ningún propósito más que el puramente gráfico. El propósito es el mismo, pero en mi caso es el movimiento orgánico y aleatorio que tendría un insecto o una hoja al caer el que me inspira a la hora de dibujar y componer estas esculturas imaginadas.

Esta inquietud por el equilibrio y el dibujo aleatorio surgió con una pregunta: ¿cómo mostrar al ojo lo que sólo se puede ver a través del entendimiento y la imaginación? se pueden unir puntos y crear líneas, composiciones escondidas tras estas dos fuerzas llevadas al papel. Calder hace lo mismo en el espacio dejando sus estructuras de hierro suspendidas en el aire. Yo pretendo, de manera sencilla, dejar que estas dos fuerzas se unan a través del trazo cargado de movimiento que deja la tinta sobre el papel, el cual sustituye a la varilla de hierro de la escultura caldeana. En ello encuentro el rastro de la Naturaleza más cercana, capaz de crear bailes invisibles y de colarse a través de cualquier forma, de cualquier estructura, con el fin último de recordarnos su sencilla armonía.

Por otro lado, otro gran artista que ha dejado huella en mi obra es Joan Miró. De él también tomo prestado su visión cósmica: una maya de puntos, líneas y manchas que llenan el espacio pictórico en perfecta armonía; sus colores, el amarillo, el rojo y el azul; y su manera de aplicarlos sobre la tela, creando superficies planas de color. Esta recopilación de dibujos son pues bocetos de esculturas que muy probablemente nunca se pondrán en pie. No obstante, no están pensadas en principio para ser construidas y, por esta razón, son los dibujos los protagonistas de esta pequeña pero honesta demostración de fuerza y equilibrio.

proceso y materiales:

El origen de este proyecto parte de una serie anterior de 8 dibujos que realicé en octubre de 2010 a partir de unas fotografías de la obra de Alexander Calder que encontré en la facultad de Bellas Artes de la UB. Tras este breve trabajo comencé a desarrollar, durante los meses de noviembre y diciembre del mismo año, mis propias composiciones, las cuales fui dibujando siguiendo un plan preestablecido: se trata de una serie de 5 familias (según unas características estructurales comunes) y cuatro colores: el rojo, el azul, el amarillo, y el rojo de cadmio claro. Todas las obras, tanto las que conforman las serie de 8 como las 20 de este proyecto, comparten la misma técnica, es decir, el dibujo a tinta y tempera sobre papel, y el formato pequeño de 15×20 cm.

SCULPTURE UTOPIQUE: Depuis l’enfance j’ai senti une véritable fascination pour tout ce qui peut se maintenir suspendu dans l’air et voler. Je me souviens des heures collé à la vitre à observer comment les avions dessinaient, à l’aide de ses lumières d’approche, d’énormes paraboles sur la ville. Mais j’observais aussi le vol des oiseaux au printemps, les insectes que s’immisçaient à la maison, les feuilles mortes du parc. J’observais tout objet qui s’élevait ou tombait, laissant ainsi son empreinte dans l’air. Ses dessins éthérés me paraissent de vraies œuvres d’art, c’est pourquoi cette série de 20 dessins dénommée «Sculpture utopique» s’avère être un modeste hommage à mon enfance, au balcon de mes parents, et bien entendu, à ces dessins si beaux et éphémères qui ont traversé mon esprit jour après jour.

Ainsi, de par l’imagination je me suis décidé à entrelacer 2 forces fondamentales pour l’Homme: la gravité et la beauté, en transformant l’évènement en œuvre d’art. A l’heure de représenter cette relation, Picasso constitue une de mes principales références, car il dessine sur ses cahiers des compositions à base de lignes et de points, créant ainsi une forme de constellations sans localisation ni but quelconque, mis à part l’aspect purement graphique. Le but est le même, seulement dans mon cas, le mouvement organique et aléatoire d’un insecte ou d’une feuille qui tombe, m’ont inspiré à l’heure de dessiner et composer ces sculptures imaginées.

Cette préoccupation pour l’équilibre et le dessin aléatoire se déclare sous la forme d’une question: comment montrer à l’œil nu ce qui peut seulement se voir à travers le jugement et l’imagination? L’on peut unir des points et créer des lignes, compositions cachées derrière ces deux forces transposées sur papier. Calder le fait dans l’espace, laissant ses structures de fer suspendues dans l’air. Je prétends, d’une manière simple, laisser que ces deux forces s’unissent à travers le trait chargé de mouvement que laisse l’encre sur le papier, ce qui remplace la tige de fer de la sculpture caldérienne. C’est ainsi que je me retrouve face à la marque la plus fraîche de la Nature, capable de créer des danses invisibles et de s’infiltrer sous des formes et structures quelconques, l’objectif ultime étant de nous rappeler sa simple harmonie.

Par ailleurs, un autre grand artiste qui m’a marqué n’est autre que Joan Miró. De lui aussi j’emprunte sa vision cosmique: une maille de points, lignes et tâches qui remplissent l’espace pictorique dans une parfaite harmonie; ses couleurs, le jaune, le rouge et le bleu; et sa façon de les appliquer sur la toile, créant des superficies plates de couleurs. Cette compilation de dessins constitue ainsi des ébauches de sculptures qui très probablement jamais ne seront réalisées. Néanmoins, n’étant pas pensées à l’origine pour être conçues, les dessins jouent le rôle principal dans cette petite mais honnête démonstration de force et d’équilibre.

PROCESSUS ET MATÉRIAUX:

L’origine de ce projet part d’une série antérieure de 8 dessins réalisée en octobre 2010 à partir de quelques photographies de l’œuvre d’Alexander Calder, dénichées à la faculté de Beaux-Arts de l’Université de Barcelone (UB). Suite à ce bref travail j’ai entamé, pendant les mois de novembre et décembre de cette même année, mes premières compositions dessinées en suivant un patron préétabli: une série de cinq familles (selon des caractéristiques structurelles communes) composée de quatre couleurs: rouge, bleu, jaune et rouge de cadmium clair. Toutes les œuvres, tant celles que forme la série de 8 comme les 20 de ce projet, partagent la même technique, à savoir, le dessin à l’encre et tempera sur papier, ainsi que le format réduit de 15x20cm.

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